domingo, 14 de junio de 2009

Puerto Ruiz hoy

La Villa se ubica sobre la rivera del Río Gualeguay, habitan en ella 322 personas de acuerdo al Censo realizado en la primera semana del mes de Marzo del año 2000, la densidad poblacional resultante es aproximadamente de 0,42.
La gran mayoría de sus habitantes cursaron estudios hasta 7º grado del nivel primario, muchos no han concurrido a la Escuela y otros tienen cursado solamente los primeros años de la educación primaria, es decir que el nivel educativo es bajo.
Su población de 322 habitantes se multiplica con motivo de las inundaciones que afectan a las islas, permaneciendo estos desplazados con sus parientes hasta tanto bajen las aguas.
La Villa cuenta con 9 manzanas en las cuales se ubican viviendas en muchos casos precarias, construidas en madera, en otros casos se observan casas de material de reciente construcción y otras en proceso de edificación. Con motivo de las frecuentes crecientes del Río Gualeguay que afectan a los pobladores, muchos han optado por construir sus viviendas sobre las vías del Ferrocarril ya desactivado.
El acceso a la Villa se realiza por tierra desde Gualeguay a través de la ruta Nº 136.
La Villa cuenta con servicio eléctrico y agua corriente proveniente de una perforación realizada por la Municipalidad, una delegación de la Prefectura y la Comisaria. Sobre el Viejo Muelle se hallan los galpones donde funciona la guardería de lanchas "Puerto Ruiz".
No existe un servicio de transporte regular, los vecinos se trasladan a Gualeguay utilizando remises. Tampoco existen en el lugar estaciones de servicio.
La comunidad de Puerto Ruiz no cuenta con clubes deportivos, plazas, ni panaderías. Proyectos que actualmente son abordados por la Comunidad Educativa de la Escuela Nº 11 Hipólito Bouchard.

viernes, 12 de junio de 2009

Juan L Ortiz

Por Patricia Calabrese

“Juanele”, sobrenombre familiar con el que se identifica al poeta Juan Laurentino Ortiz, nació en 1896, en Puerto Ruiz, población cercana a Gualeguay. Publicó en 1912 sus primeros poemas. En 1923, comenzó a seleccionar los textos que conformarían su primera obra poética, publicada en 1933, El agua y la noche, a ésta le seguirían, entre 1937 y 1958, El alba sube..., El ángel inclinado, La rama hacia el este, El álamo y el viento, El aire conmovido, La mano infinita, La brisa perfumada, El alma y las colinas y De las raíces y del cielo. Todos son libros publicados por el autor y en tiradas de pocos ejemplares; su poesía llegará a las librerías en 1970 cuando la Biblioteca Vigil de Rosario lance los tres tomos de En el aura del sauce que incluye los diez libros anteriores y tres más inéditos: El junco y la corriente, El Gualeguay y La orilla que se abisma.

Salvo los pocos viajes al exterior, uno juvenil a Marsella en un barco de carga y otro de dos meses por China y Europa Oriental, y las visitas a Buenos Aires y a Santa Fe, vivió en Entre Ríos. Sus poemas cantan y recrean la naturaleza y el paisaje de su provincia natal, muestran la infatigable variación y búsqueda de su poética.

El reconocimiento que su trabajo tuvo hacia los años ’70 se vio alterado por la quema de ejemplares que realizó en la editorial el régimen militar de 1976. Su producción permaneció casi en la oscuridad hasta que la Universidad Nacional del Litoral publicó su Obra completa, enriquecida con poemas no incluidos en En el aura del sauce y con artículos y comentarios, aparecidos en diarios, revistas, y cartas.

Dice Juan José Saer en “Juan” (1) que, a partir de los años 1950, tanto él como las nuevas generaciones de poetas comenzaron a visitar al poeta en una especie de “ritual iniciático” y que esa tendencia relativiza la supuesta marginalidad en la que, a veces, se lo ha incluido ya que su poética, entonces, más bien se ubicaba en el centro de la actividad literaria de la Argentina de esos años, y que, precisamente, “por su marginalidad de esas instancias – y sólo de ésas – la obra de Juan, así como la de Girondo o la de Macedonio Fernández, se vuelve síntoma, pero también faro y emblema – nudo invicto de labor desinteresada y de una libertad de pensamiento y de escritura que pone en su lugar, es decir, en el campo de lo inesencial, con perspicacia soberana, manejos, dividendos y consignas.” Añade el novelista santafecino que “Para la poesía de Juan el paisaje es enigma y belleza, pretexto para preguntas y no para exclamaciones, fragmento del cosmos por el que la palabra avanza sutil y delicada, adivinando en cada rastro o vestigio, aun en los más diminutos, la gracia misteriosa de la materia.”

Con el deseo de transmitir cómo la escritura de Juan trabaja en la contemplación, el goce y el dolor, se distribuye en la página y construye la percepción y la reflexión estéticas, seleccionamos algunos pocos poemas.

(1) Saer, Juan José, El concepto de ficción, Buenos Aires, Grupo Editorial Planeta, 1997.

Publicado inicialmente en Asterión XXI, Revista cultural

Libros de poesía

En El aura del sauce, publicado por la Universidad Autónoma de Puebla en 1987, se incluyen poemas de los siguientes libros:

  • El agua y la noche, 1924-1932
  • El alba sube...,1933-1936
  • El ángel inclinado, 1938
  • La rama hacia el este, 1940
  • El álamo y el viento, 1947
  • El aire conmovido, 1949
  • La mano infinita, 1951
  • La brisa profunda, 1954
  • El alma y las colinas, 1956
  • De las raíces y del cielo, 1958
  • El junco y la corriente
  • La orilla que se abisma